Esta receta la aprendí del maestro Karlos Arguiñano y ha venido dando vueltas en mis cuadernos de cocina desde hace muchos años. Es una versión del clásico vasco, sin bacalao.
Durante años me he encontrado con muchas versiones y trucos. Desde añadir un pimiento choricero, hacerla con bacalao, con un poco de pollo, con calabaza...La versión a la que le hemos cogido más cariño es esta solo con vegetales y con un sabor ligero de ajos dorados.
Me gusta hacer una olla grande, así tengo para varias veces. El aroma en la casa es fantástico y en estos tiempo fríos apetece mucho.