ME VOY A VIVIR A NORUEGA

Ya quisiera yo ser noruega. O no.

Desde siempre cuando pensaba en Noruega se me venían a la cabeza imágenes de paisajes nevados, días nublados e interiores oscuros y tristes. Para una chica mediterránea como yo, cualquier localización por encima de la meseta central ya es casi polo norte.

Qué equivocada estaba. Desde que me paseo por blogs nórdicos (imprescindible para deleitarse en temas de decoración) he descubierto que las casas noruegas son más amplias, cálidas y luminosas que las nuestras.

En esto de la decoración tenemos mucho que aprender. Ikea ha ayudado mucho a la imagen colectiva. Ya vamos superando el mueble de pino y el salón wengué que tanto daño hicieron a la generación de nuestros padres. Pero algo falla cuando la arquitectura y la decoración no saben aún explotar el potencial climático y luminoso que tenemos en España.

Hoy os traigo imágenes de la casa que comparten tres chicas noruegas. Una casa antigua en la que han ido añadiendo elementos de todo tipo. Mezclas de formas, colores y texturas. En un primer vistazo parece que es una mezcla de “todo vale”. Pero no, aquí cada detalle está estudiado para conseguir un ambiente armónico y acogedor.

Yo me quedaba en esta casa a vivir para siempre. Me pido ser esta chica que ojea un libro con su taza de café. Tumbada bajo la ventana y rodeada de bonitismo y paz:

Aunque pensándolo mejor, fuere debe hacer mucho frío, ¿verdad? Quizás por eso se curran tanto el interior de las casas. Porque prefieren pasar mucho tiempo ahí para no tener que salir. Digo yo. El que no se consuela es que no quiere ;)

Todas las imágenes son del blog Mazapán y Sonrisas

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