Elle España

EL LENGUAJE DE LA VIDA

Hace unos tres meses tuve un sueño muy especial...
Iba caminando por la calle cuando de repente se me acercó un precioso bebé elefante con el lomo y la cabecita decorados con brillantes piedras de diferentes tamaños y colores. No pude evitar enamorarme de él inmediatamente, era el animalito más tierno y dulce que había visto nunca. El pequeño elefante parecía excitado y se movía eufórico levantándose sobre sus dos patitas traseras y abriendo las delanteras en el aire como queriendo abrazarme.

En ese momento pensé: "Tengo que fotografiarlo antes de que se vaya". Busqué rápidamente el teléfono en el bolso pero la cámara no funcionaba, traté de abrir otras aplicaciones de fotografía pero todas daban error... Mientras, el elefantito parecía más y más deseoso de saltar a mis brazos y fue entonces cuando me di cuenta de que debía de prestar atención a aquel momento tan único y especial en vez de querer fotografiarlo a toda costa. Abracé a aquella entrañable criatura sintiendo una gran conexión, un inmenso amor...

Siempre me ha fascinado el simbolismo de los sueños , así que al día siguiente investigué un poco en algún libro de interpretación de sueños y por internet. Por como iba decorado el bebé elefante deduje que se trataba de un elefante hindú, una cultura que venera a estos animales y que en las fiestas populares los decora con piedras, joyas y llamativas telas de colores.
Soñar con un elefante hindú es símbolo de el comienzo de una nueva etapa, los elefantes simbolizan sabiduría, fuerza, longevidad y fertilidad, de hecho, según el Fegn Shui colocar dos figuras de elefantes (macho y hembra) en la habitación aumenta la fertilidad en la pareja.

A los pocos días, uno de los perfiles que sigo en instagram subió una tierna imagen de una campaña de Louis Vuitton en la que la actriz Keira Knightley daba el biberón a una cría de elefante, no pude evitar recordar mi sueño, indudablemente se trataba de una sincronicidad, no sería ese el último elefantito que vería en las siguientes semanas...

Sin lugar a dudas, no tenía ni idea de lo que iba a descubrir en los próximos días, unos días en los que a parte de irme quedando dormida por las esquinas, extrañamente me apetecía comer pasta a todas horas, incluso para merendar jaja...
Sí, ¡Estaba embarazada!.

Mientras observaba incrédula el positivo en el test y me decidía entre desmayarme o desmayarme, pude notar ese hormigueo extraño en el cuerpo, un hormigueo que supongo que todas las que sois mamis entenderéis y que yo no encuentro palabras para describir. Una mezcla de miedo, felicidad, responsabilidad, preocupación, éxtasis, ganas de llorar, ganas de gritar, ganas de llamar a mi madre, ganas de llorar otra vez...

En cuestión de segundos, todas mis prioridades y planes de futuro se desplomaron delante de mi como un castillo de naipes, pero no me importó, la vida sabe cuando y de que manera ofrecerte sus regalos, y cuando esto sucede hay que corresponderle con un corazón agradecido y confiado.

DOS CORAZONES

En la primera ecografía apenas se veía un bultito del tamaño de una lenteja, pero lo que me fascinó fue comprobar como a pesar de ser algo tan pequeño ya tenía un diminuto corazón latiendo en su interior, aquel momento cambió por completo algo en mi, estaba experimentando el inexplicable milagro de la vida en mi interior, donde ahora latían dos corazones a la vez.

¡QUÉ GRANDE!

Fueron las únicas palabras que logre pronunciar cuando lo vi por segunda vez, ¿¡cómo es posible que en tan poco tiempo haya crecido tanto!?, mientras miraba el monitor con la boca abierta la doctora me señalaba cada parte de su cuerpo ya perfectamente formada y definida, el peque se portó tan bien que hasta nos enseñó "su cosita" para confirmarnos que era un niño, algo que desde el principio sentimos los dos, llámalo intuición...
Sin duda uno de los momentos más emocionantes de mi vida.

Otra cosa que me sorprendió fue la precisión de los días de embarazo, las semana y los días justos según el tamaño del bebé, así que hice mis cálculos para llegar hasta ese día.

Después de la boda Pedro y yo decidimos hacer una escapada a Kauai, una pequeña isla de Hawai. Como se trataba de un viaje especial decidimos olvidarnos de instagram, las fotos para el blog, las redes sociales y demás... Eran unos días solo para nosotros y apenas hicimos algunas fotos con el móvil.

Ayer cuando llegué a Los Ángeles y encendí mi teléfono americano comprobé que las fotos se guardaban por fecha, hora y lugar donde fueron tomadas, así que fui hasta el día en el que según los cálculos me quedé embarazada.

Aquel día habíamos alquilado una canoa para llegar hasta una enorme catarata en medio de la isla, recuerdo la sensación de no poder casi ni respirar a medida que me acercaba hacia ella debido a la imponente fuerza del agua cayendo. Allí estaba yo, diminuta frente a la grandeza de la naturaleza, disfrutando de cada sonido, cada olor... entregándome por completo a cada momento en aquel lugar mágico.

Recordé entonces mi sueño, como sólo en el momento en el que decidí no prestar atención al teléfono y abrazar a aquella criatura pude sentir ese gran amor amor, esa gran conexión...

¿Simbólico no? Tanto en el sueño como en mi viaje el teléfono representaba una distracción, algo que no me dejaba ESTAR en ese momento. Desde el momento en el que ESTUVE, la naturaleza hizo su trabajo, solo cuando logré abrazarla.

Si todo sale bien, a finales de Julio lo tendremos aquí, hoy justo se cumplen 3 meses y medio.
Mientras tanto, seguiré disfrutando de mi embarazo, que afortunadamente está siendo muy tranquilo y especial.
¡Bienvenido peque! Gracias por elegirnos.

Deseo que estén teniendo un buen fin de semana.
Amor y luz.
Raquel

"La vida no es una tecnología, ni una ciencia. La vida es un arte, has de sentirla. Es como el caminar por una cuerda floja"

OSHO

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