La identidad de los árboles



Cuando de pronto la escala de valores cambia por completo, surgen muchas preguntas y muchos 'por qué'. Por qué tanto convencionalismo, palabra que son ruido, por qué vamos vestidos. Quién fue el primero que se cubrió, quién fue el primer egoísta de la Tierra, la primera persona con maldad (lo que me recuerda el libro de Miranda July, 'The first bad man' aunque en su caso va hacia otro lado el asunto pero me ha venido a la mente) o, quizá, ¿cuándo empezó a desequilibrarse tanto la balanza?, que importaba más el propio ombligo que dar, cuidar, ayudar, crecer en espíritu. Cuando eso sucede, se puede producir un impulso inmediato de vaciar el armario, por ejemplo, donar casi toda la ropa y no mirarse al espejo en un tiempo, ¡ay, Narciso, para qué te quisiste ver reflejado! Con el tiempo se vuelve a producir cierto 'equilibrio', se ajusta esa escala, se responden algunas preguntas, tratar ser con sencillez y sin artificios, fluyendo en los lugares, con las personas, también con lo propio de nuestro convivir, evolucionar o involucionar, los ciclos.
Cuando hice esta excursión a una cueva cerca de Olba, donde en su día se escondían los maquis, me costaron bastante algunos tramos (mental y físicamente) pero me ayudó el pensar en mis personas, también que él que estaba allí ayudándome a cada paso y pensar en cada uno de aquellos árboles, 'imagina conocer la identidad de cada uno de estos árboles', repetía sin parar, ¿recordáis a la Santa de 'La Grande Bellezza'? Cuando dijo: 'conosco i nomi di battesimo di ognuno di questi uccelli' De eso se trata. Allí, en la inmensidad, en esa maravillosa cueva que espera cargada de paz, recordé también a Thoreau y a Whitman, a Santa Teresa, a Buda, a Jesucristo. Vimos por allí a un pastor solitario y dijo 'a mí aún me queda un ratito más aquí'.




Hoy quiero compartir aquí un fragmento que mi amiga Teresa (por supuesto) me mostró hace poco, de 'Cartas a un buscador de sí mismo' de Thoreau. Debo hacerme con un ejemplar:
"Si comprendo correctamente, el significado de su vida es el siguiente: querría separarse de la sociedad, del sortilegio de las instituciones, de los usos, de los conformismos, de tal modo que pueda llevar una vida simple y nueva. Antes que infundir una nueva vida a las viejas maneras, tendrá una vida nueva por fuera y por dentro. Hay algo de sublime para mí en esta actitud, de la cual yo mismo estoy muy lejos. Hábleme en esta hora, ya que es solicitado... Lo venero porque se abstiene de la acción, y abre su alma con el objetivo de poder ser. En mitad de un mundo de actores bulliciosos y superficiales, es noble hacerse a un lado y decir: «Simplemente quiero ser». Si pudiese plantarme enseguida sobre la verdad, reduciendo al mínimo mis necesidades, me vería inmediatamente más cerca de la naturaleza, más cerca de mis compañeros... y la vida sería infinitamente más rica. Pero ¡heme aquí!, temblando en la orilla"
"Soy, simplemente, lo que soy, o comienzo a serlo. Vivo en el presente. El pasado es sólo un recuerdo para mí, y el futuro una anticipación. Amo la vida, amo el cambio más que sus modalidades. En la historia no está escrito cómo el malo se hizo mejor. Creo en algo, y no hay más. Sé que soy. Sé que existe otro, más sabio que yo, que se interesa por mí, de quien soy su criatura y, de alguna manera, su igual. Sé que el reto merece la pena, que las cosas van bien"


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