Muchos diréis: ¿qué demonios son los funnel cakes? Yo os lo explico: el nombre significa literalmente pasteles de embudo, porque se hacen dejando caer sobre una sartén con aceite caliente un cordón de masa semifluida desde un embudo. El cordón de masa forma una especie de churro continuo con el que se hacen filigranas, hasta obtener una especie de tortita calada. Ah, y nos permitimos el lujo de hacerlos en forma de corazón para los que seáis forofos de San Valentín.
Muy populares en Norteamérica, los funnel cakes se sirven típicamente en las ferias y proceden, como casi todos los dulces de por allí, de Centroeuropa. Aún hoy día se pueden comer en Alemania y Austria, por ejemplo. En Norteamérica los hacen grandotes, del tamaño de un plato llano. Aquí hemos optado por unas raciones un poco menos masivas, en forma de corazón, que hacemos con un biberón de cocina, pero también hemos hecho unos funnel cakes de tamaño natural con un embudo normal y corriente.
La masa de los funnel cakes se parece mucho a la de las tortitas americanas, pero se diferencian en el método de preparación, que provoca que la textura sea distinta. En realidad, en cuanto a la forma de prepararlos y la ocasión festiva para consumirlos, están muy emparentados con los churros.
Receta de funnel cakes
Ingredientes:
- Tres huevos medianos
- 230 g de leche entera
- 25 g de mantequilla
- 230 g de harina floja
- 50 g de azúcar blanquilla
- Una cdta. de extracto de vainilla
- Una cdta. de anís
- Un pellizco de sal
- Aceite de oliva suave para freír
- Azúcar glas para el acabado
Elaboración:
- Ponemos en un bol de trabajo la harina floja (consultad nuestro artículo sobre las harinas de trigo y el gluten para saber qué es esto), la pasamos por un tamiz, agregamos la sal y reservamos.
Al igual que los churros, los funnel cakes no son especialmente dietéticos porque además de los ingredientes que llevan absorben aceite en la fritura. Y no aguantan mucho tiempo crujientes, como buen dulce de feria hay que consumirlos casi en el momento, que es cuando están ricos de verdad. Qué demonios, un día es un día.