God save McQueen!


Por Pablo Paniagua
Los amantes de la moda estamos de suerte. Sobre todo sino pudimos ver la retrospectiva que el Metropolitan Museum of Art de Nueva York dedicó a uno de los genios más brillantes de la historia de la moda más reciente. Savage Beauty, la retrospectiva sobre la carrera como diseñador de Alexander McQueen que emocionó al fashion system en la primavera de 2011 puede disfrutarse desde el pasado 14 de marzo hasta el próximo 2 de agosto en el Victoria and Albert Museum de Londres. Y mejor aún porque en esta ocasión se ha aumentado el número de piezas que se exhiben, incluso algunas inéditas.
Si quieres ver de cerca algunas de las piezas más especiales de McQueen, sigue leyendo
Personalmente he de reconocer que McQueen ha sido uno de los diseñadores que más me han fascinado y del que tengo muy presente en mi memoria visual escenas o diseños. Como el desfile de la primavera verano 1997 en el que las modelos desfilaban sobre una pista de agua, o el concurso de baile con el que pudimos ver en movimiento las creaciones de la primavera verano del 2004 y sobre todo, tengo grabado a fuego el vestido multicolor de una colección inspirada en el Amazonas, habitado por piratas, indígenas y fauna exótica que lucia Eugenia Volodina en la portada del Vogue Italia de febrero del 2003 fotografiada por Steven Meissel, que podéis ver a continuación.
Recuerdo que en mis viajes a Londres siempre hacía un hueco para pasar por la tienda de Old Bond Street. Era un verdadero placer ver de cerca sus creaciones, la riqueza de sus tejidos, el gusto exquisito a la hora de ejecutar el corte y de cómo estaban rematadas cada una de sus prendas. Verdadero arte digno de ser expuesto en los mejores museos del mundo. En las Navidades de 2008 tuve la suerte de disfrutar de un escaparate que los grandes almacenes Selfridge & Co habían dedicado a una de las colecciones más representativas del diseñador inglés. La fantasía y el romance del Imperio Británico en todo su esplendor eran la inspiración para la colección de ese otoño invierno. En el escaparate se podía ver una reproducción a pequeña escala del escenario del desfile. Un árbol de luces completamente enfundado y amordazado, cubría el centro y suelo del mismo.

Y allí, como punto principal de atención, el diseño que había cerrado uno de sus desfiles más memorables. Un vestido de corte imperio con aplicaciones de pedrería en el pecho, cubierto por una majestuosa capa de seda roja. Un homenaje a una creación de Hardy Aimes que había lucido la Reina Isabel II en 1950. En la muestra del V&AM este diseño es una de las piezas estrella.
Además de esta maravilla, había otras 4 maniquíes que lucían algunos de las salidas más espectaculares de aquel desfile.
El 11 de febrero de 2010 Lee McQueen nos dejaba para siempre. En mi siguiente viaje a Londres, al visitar una exposición sobre las principales influencias de la moda británica en la historia de la moda universal, en el mismo museo que acoge actualmente la retrospectiva, pude ver de cerca la salida número 3 del último desfile que el genio presentó en vida. McQueen pasaba a convertirse en una leyenda dentro de la historia de la moda.
God Save McQueen!
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