Tenían que aparecer antes o después. Sí, faltaban por hablar los “empresarios oficiales” de Cataluña (nunca se opusieron al separatismo, nunca defendieron a sus compañeros no separatistas). Empezó su representante en Madrid, Juan Rosell. Ahora le tocaba al presidente en Cataluña Joaquim Gay de Montella.
Sí, Joaquim nos cuenta que sin más diálogo es fácil ir a la confrontación. Pero después de esa declaración buenista no es capaz de indicar quién es el culpable de que no haya diálogo. Es la famosa matraca de todos tienen la culpa.
Pero, ¡fíjense que buenos son los empresarios oficiales de Cataluña que nos proponen una solución!; nuevo estatuto que incorpore un reconocimiento de identidad (ahí es nada), un pacto fiscal (no vamos a olvidarnos del dinero), una mejora de inversiones (no somos España, pero alguien tendrá que pagar) y una presencia internacional de Cataluña (selecciones deportivas,…). ¡Serán…
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