Tengo que reconocer que no soy nada, pero nada, devota de San Valentín y que el 14 de febrero pasa cada año como una fecha más en vida diaria, pero cualquier excusa es buena para organizar una cena íntima en una mesa muy romántica y acogedora en la que no pueden faltar las velas, el cava, las flores y las recetas exquisitas.