Relax, disfruten del nuevo año


Se me va la olla con los propósitos, las listas y todas esas parrafadas que se suelen hacer al inicio de una era. El año pasado la lié, empecé con un voy a cambiar la web, unos retoquitos, una fiestecilla... y aquello acabó como el rosario de la aurora, sofá amarillo mediante en el Monte de Cutamilla. No hace falta que se lo recuerde.
La cosa es que en casa de mis padres tenemos la gran tradición de recordar todos los hitos del año que se despide. Es algo muy ceremonioso y toca hacer balance. Esta vez, estábamos reunidos frente a viandas de gambones y foie casero, todos reconcentrados recordando el 2013, y a mí sólo de repasarlo mentalmente me daba el alipori.
2013 fue muy positivo pero me ha dejado una resaca de champán que todavía me dura. ¿Qué es lo mejor del año? preguntaba mi padre muy teatrero. Y a mí sólo me venían a la mente planes de negocio, fiestas, programación, bailarinas y demás milongas. ¿El amore, mi hijo, mi pancha creciente? Naaaaaaa... yo como un directivo de esos de las pelis americanas. Ya me imagino a paxarito en el
partido de béisbol mirando con cara de cordero mi asiento vacío en las gradas. Que no me quejo, oigan, pero me gustaría que la resaca de 2014 fuera diferente.
Si pienso en este nuevo año que tengo por delante, se me llena la cabeza de ideas, proyectos y mil historias. Pero, ¿importa tanto? Me contaba el otro día una amiga que lleva unos meses intentando disfrutar de la vida y eso tan manido de "las pequeñas cosas": ver cómo duerme su marido, gandulear una tarde en el sillón, desayunar viendo el amanecer... acaba de pasar un año en el que ha sufrido mucho, y me decía: "te parecerán chorradas, pero son las que construyen la vida y me hacen feliz".
Así las cosas, he decidido dejar de lado tanto proyecto para este año y dejar tranquilo al pobre 2014, que me parece que estamos todos con las expectativas muy altas puestas en él.
Yo he borrado mis buenos deseos, que esos me los fijo ya todos los días. Y este año, lo intentaré disfrutar de verdad. Supongo que seguiré trabajando como una posesa para tratar poner algo de cordura en esta empresa loca que es mi casa, mi familia, mi trabajo y toda yo en general. Pero va con el pack. Y además, tampoco nos pongamos dramáticos, porque la vida al final es eso: enfados tontos, risas, mucho trabajo, carreras, besos, croquetas... e instantes preciosos de felicidad.

Ustedes, ¿qué esperan de este súper 2014? ¡Sean felices!

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