L'art de vivre
O el arte de vivir. Ha esto me he dedicado este último mes. Tras una vuelta de vacaciones un tanto brusca por trabajo, os contaré en próximos posts, y la lesión del pequeño que le tuvo con collarín durante unos días a él y a mí pegada a su cama como enfermera, lo que me menos me apetecía era volver a la normalidad de la rutina posteando como si nada, mostrando esas casas fantásticas con las que tantos y tanto soñamos.
Por eso me he tomado mi tiempo.
Tiempo de trabajo, sí, pero a un ritmo marcado por mí, y no solo por circunstancias externas. Tiempo para Disfrutar de los detalles de cada día, esto que queda tan bien escrito y que luego olvidamos poner en práctica. Lo he puesto en práctica, y me he tomado mi tiempo hasta para elegir la ropa del cole, los cada vez más usados chándales, ( los mios lo usan cinco días de la semana!!) y tiempo hasta para parar entre compras y merendar tranquila con los peques.
Tiempo para pequeños placeres: un café aquí, una llamada allá,repasar fotos del verano (fantástico,por cierto), echar un vistazo a alguna revista,(y no solo de decoración), leer,tomarme un gin tonic con amigos,cenar tranquilos los dos, un paseo,una vuelta en bici, algún día de playa en septiembre que ha sido tan generoso. Y hasta tiempo para pintar y redecorar con algunos cambios en casa.Entre ellos un pequeño espacio para mi mini despacho. Lo que me recuerda que pronto os contaré la reforma de la cocina en una serie de posts.
El arte de vivir lo llamamos por aquí. La alocución original del francés tiene un significado diferente: es la capacidad para adaptarse a otros usos y costumbres y culturas. Y algo de eso también ha habido, adaptarse al entorno no siempre es fácil, y en esas andamos intentando que los pequeños retos que se les presentan a nuestros niños no supongan montañas empinadas, sino suaves lomas que dejan ver enseguida el siguiente paisaje desde la cima.
En resumen disfrutar del camino, que últimamente se había convertido más en una carrera que en otra cosa.
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