Ana

BATIBURRILLO DOMINGUERO. VIVIR A LAS AFUERAS

Cuando vivía en Málaga siempre decía: por unos años me gustaría vivir en una gran ciudad como Madrid, Barcelona o Nueva York. Tonta que era la niña!

Por aquel entonces no imaginaba ni de lejos que el destino me traería a vivir a la capital de reino. Y a lo tonto, ya llevo más de diez años siendo una de tantas madrileñas de adopción.

En estos años he cambiado de casa en cinco ocasiones. Soy una profesional de la mudanza. Esto me ha permitido moverme por la ciudad y vivir en barrios diferentes. Cuatro caminos, Retiro, Chamberí. Cada uno con su intrínguli y su propia personalidad dentro de la gran ciudad.

Soy una enamorada de Madrid.

Dicen que una ciudad de estrés. Y no es cierto. Aquí cada uno va al ritmo que quiere. Cuando vivía en la calle Ibiza me iba con la bici al Retiro, con un libro en la canasta y me tumbaba a la bartola durante horas en ese gran oasis.

Dicen que una ciudad impersonal. Y no es cierto. Cuando vivía en Cuatro Caminos conocía y saludaba por su nombre a los comerciantes del Mercado Maravillas. En la zona había muchos Dominicanos, que pasaban mucho tiempo en la calle, siempre alegres y vitales. A mi me saludaban siempre al pasar y me hacían sonreír con sus comentarios.

Dicen que es demasiado grande. Y no es cierto. Cuando vivía en Chamberí no necesitaba más que mis piernas para encontrar todo lo que necesitaba.

Ahora vivo justo por fuera de la m30. Es Madrid, pero para mi esto son las afueras. Aunque tengo el metro junto a casa, tardo 40 minutos en llegar al centro. Y me he vuelto perezosa. Ayer me enfadé un poco conmigo misma y ahora os explico por qué.

Por la mañana estuve en La Central haciendo un taller de estampado infantil que fue todo un éxito. RR vino a recogerme para dar una vuelta y tomar algo. Nos acercamos al barrio de la letras, donde había escuchado que se estaba celebrando Decoracción.

Disfruté como una enana. Mercadillo de antigüedades callejero, talleres gratuitos, instalaciones temporales y cervecitas con tapeo.

Hice un montón de fotos y cargué a tope las pilas de energía creativa.

A la vuelta, en el metro me dio por hacer un poco de memoria y me di cuenta de que hacía ¡meses! que no pasaba un día disfrutando del centro de Madrid. Y me enfadé por eso. Yo soy una chica de propósito de enmienda. Y el de este curso lo tengo claro: salir más a patear la ciudad.

RR dice que vivir aquí es genial, que estamos cerca de la m30 y la m40, al ladito del carril bici, y con vistas al Monte del Pardo. Y no debería quejarme porque me gusta vivir aquí. Vivo y trabajo en esta casa con vistas y bien comunicada. Te acabas acostumbrado a la comodidad de aparcar sin problema, de tener zonas amplias para pasear, a la tranquilidad de sus calles. Y te vas quedando aquí, en este barrio. Que forma parte de Madrid. Pero que no es Madrid.

No debo dejar que la pereza me aleje de todo lo que tanto deseé: vivir en una gran ciudad.

Al menos una vez a la semana tengo que bajar a la city!

Pero eso será a partir de la semana que viene. Hoy domingo estoy muy ocupada. Nos llegó ayer un enlace con 480 fotos de la boda, de las que tenemos que seleccionar sólo 80!

Recibir las fotos de tu boda cuatro meses después (¡!) es un rollo. Me parece algo súper lejano. Aunque por otra parte es muy emocionante, se ve desde la distancia y ahora me parece todo tan bonito. Estoy deseando devorar las 480 fotos, tengo una carita de emoción casi casi como la de aquél día justo antes de empezar a vestirme:

Nos vemos mañana por aquí.

Feliz lo que queda de domingo. Y recuerda que mañana lunes, tienes una nueva oportunidad para empezar la mejor semana de tu vida!

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