Mi amor por ser blogger de belleza

No acostumbro a escribir sobre cosas personales en el blog, ni muy personales en las redes sociales. No me refiero a mi vida privada, que os aburriría mucho, sino a mi opinión sobre temas que se escapan a lo que son estrictamente los productos.

No sé si esta será una entrada aislada en la que escriba sin sentido mi amor por ser blogger de belleza o acostumbraré a hablar de otras cosas de este ámbito en un futuro, porque esta entrada es un poco impulsiva.

A veces me habéis comentado como crítica constructiva que escribo desde un punto de vista muy neutral, incluso frío. Supongo que plasmo lo que busco cuando yo googleo. No me gustan las reviews con “jajajajas” de por medio, eso lo dejo para Twitter, donde me relaciono de una forma quizás algo más informal, pero tampoco en exceso. Quizás por mi timidez o porque no creo que muchos comentarios sean interesantes (si como ensalada o pollo frito, por ejemplo).

Mi amor por ser blogger de belleza empezó hace unos años. Al principio de una forma más intensa. Como un primer amor, un flechazo del que no te puedes separar. Sentía cosquillas en el estómago cada vez que clickaba en el botón publicar. No fui de las primeras bloggers de belleza ni mucho menos, pero poco a poco este hobbie ha ido proliferando y convirtiéndose en algo que me disgusta de forma intermitente.

Sigo muchos blogs españoles y extranjeros. Blogs que adoro y no puedo perderme ni una sola entrada, bloggers que admiro y bloggers que quiero y han pasado a formar parte de mi vida. Amigas a las que les cuento muchas cosas antes que a gente que conozco en mi mundo real. Ya sabéis quienes sois y lo importante que sois para mi.

Pero desde este lado, el escenario oculto tras una gran cortina de terciopelo rojo existe otra dimensión. La dimensión de las agencias de comunicación, las notas de prensa, los regalos, las entradas promocionadas, la publicidad encubierta, la envidia, la competencia… No toméis esto como una crítica destructiva hacia este mundo que pertenezco, tan solo es mi opinión.

Hay veces en las que recibo una nota de prensa y al de unas horas (o menos) leo una review sobre tal producto como si lo hubieran probado realmente. Entradas en las que no solo se recibe el producto como un regalo de cortesía, sino que hay miles de requisitos (un mínimo de publicaciones, compartir o spamear el nombre de ese producto en tus redes sociales…)Y todo por qué? Porque vuelvan a enviarte un producto de una marca de la que lo que has probado no te gusta? Por unos €?

En qué momento deja un blog de serlo para pasar a ser una publicación similar a una revista digital?

He sido la primera que me he equivocado en colaboraciones. Sí, yo también recibo regalos, no lo juzgo ni lo critico. Lo que realmente me molesta es la falta de sinceridad de las personas. No sé si es necesario o no especificar cuando algo es regalado, no tengo un criterio formado a ese respecto (a mi me gusta hacerlo, o bien mediante una anotación final o a lo largo de la entrada). No creo que el hecho de que un producto sea regalado deba influenciar la opinión reflejada en una review. Pero no sé si esta creencia es una utopía o una leyenda mitológica. Vosotras qué pensáis?

Otro aspecto que me molesta es la figura blogger que se cree superior a las demás de su especie y como consecuencia, sentirse con el derecho de tratar a otras personas con desprecio. Pero qué se creen ustedes que es ser blogger? Registrar un blog y escrbir. Fotografiar y opinar. Si vives en la capital irás a eventos. Pero ya está. Un blogger no es un ser inmortal ni un unicornio. De hecho pruebo y opino igual que lo hacen las personas que me leen, solo que yo me expongo y escribo además de leer.

Con estas cosas es cuando mi amor por ser blogger se confunde con la decepción de gente que cambia, de gente que crees conocer, de gente que compra productos porque tú se los recomiendas pero jamás te cita en una review, en una red social…

No me malinterpretéis ya que, aunque con menos frecuencia porque este amor ya es familiar y cotidiano, sigo sintiendo mariposas en el estómago cada vez que publico, cada vez que me comentáis o no, con cada visita, cada tweet o me gusta…

Me quedo con ganas de seguir escribiendo, pero quizás por hoy ya es suficiente.

Solo daros las gracias a todas vosotras porque probablemente, mi amor por ser blogger se habría extinguido si no estuviéseis al otro lado de la pantalla.

Un beso
Estre

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