Me atrevo a (casi) afirmar que la mayoría de vosotras habéis pasado por distintas etapas con una clara preferencia por un determinado color. De niñas, en base a los estereotipos de género con los que nos marca(ban), la mayoría profesábamos nuestro amor por el rosa; más adelante, comenzábamos nuestra fijación por otros colores más neutrales y quizás más vivos; de adultas, influidas por las modas de la época, nos envolvíamos en tonos más oscuros o puede que elegantes según las tendencias de moda del momento. Y esto último lo adhiero especialmente como parte de mi proceso personal, que tampoco me gusta generalizar.
Rosa en mis primeros años, verde vivaz y azul cobalto en mi etapa más exploradora ('chicazo' para entendernos, aunque no me gusta mucho este adjetivo), azul marino en mi adolescencia, negro nihilista sobre los veinte años... Y creo que ya no he pasado por más fases cromáticas reseñables. Es precisamente la que corresponde a los 12-13-14 años de la que os quiero hablar: el azul marino teñía gran parte de mis vaqueros, camisas de cuadros, camisetas, petos, mini pulls, sudaderas, prendas deportivas y mi prenda favorita era un jersey de punto de cuello redondo, claro está, azul marino, que me ponía con casi todo y para casi todo.
Formaba parte del uniforme diario que más me gustaba ponerme para ir al instituto, junto con unos vaqueros (tenía unos marinos y varios en azul medio) y las botas militares negras de Zara. En realidad, era el que todas las chicas de mi clase llevábamos en los 90, variando el color de los jerséis y vaqueros, ya que intentábamos guardar en el armario varios ejemplares (de jerséis y vaqueros) en distintos tonos (beige, burdeos, camel, verde oscuro, gris, negro) para ir cambiando. Seguro que mis coetáneas también habéis exprimido este uniforme, tan simple y 'normcore'.
Bien, pues desde que hace unos días me detuve a mirar una de mis fotos de la época, he venido echando en falta un jersey (o cárdigan) de punto azul marino que me solucionase los estilismos de diario más sencillos, en esos días en que no apetece mucho pensar y que conforme vayan bajando las temperaturas va a convertirse en todo un básico. El marino es elegante y una alternativa estupenda al negro que puede luciros mucho combinándolo con un collar o colgante dorado, al estilo parisino. Así pues, hoy os lo traigo en varias facetas, para que veáis el juego que da con otras prendas y texturas y, si no disponéis de ningún ejemplar, os planteéis ir a por uno esta temporada. ¡Allá van!
Hay muchísimas más, pero ¿os podéis creer que no he localizado más (que pasen mi filtro estético, claro)? Va con casi todo: rosa, rojo, mostaza, camel, beige, verde caqui, gris, burdeos, print floral... ¡Pongamos más jerséis/cárdigans marinos en nuestra vida!
¿Tenéis a vuestro candidato azul marino ya en el armario? ¿Habéis pasado por etapas cromáticas similares? ¡Contadme!
Being aware of not storing a navy sweater/cardigan in my wardrobe, I've come to a decision on seriously getting one, it'll be perfect to combine with such variety of bottoms and textures on a daily basis. Elegant, polished and very versatile, here you have some samples of what I'm talking about!