Eclipse de sol de 2015: una cita con el sol.

El eclipse de sol de 2015 no nos lo podíamos perder por nada del mundo.
Recuerdo como si fuese ayer mi primer eclipse, es más, creo que no recuerdo ningún otro. Pero aquel es imposible olvidarlo, es de esas experiencias que tienes siendo niña y que te acercan al mundo de la magia hasta el punto de poder tocarla con las manos.

Y es que los eclipses están completamente rodeados de misterio: Que si no se puede mirar directamente al sol porque te puedes quedar ciego (peligro). Que si hay que usar unas gafas especiales (magia). Que si la próxima vez que ocurra ya no habrá niños corriendo por aquí (lágrimas).

Así que de verdad creo que no olvidaremos este 20 de marzo jamás. Marina no se pudo levantar de la cama, el sueño pudo con ella, pero Fran no se lo quiso perder por nada.
Tuvimos mucha suerte, ya que aquí el viernes fue festivo, así que pudimos disfrutarlo en familia, sin prisas y en la aldea.

Las nubes nos acompañaron también, pero con eso y con todo, el sol se asomaba de vez en cuando para dejarnos ver su disfraz de luna, como decía Fran...

A medida que la luna iba cubriendo el sol, la luz del día se iba apagando. Eran las diez de la mañana, pero tanto la luz como la temperatura recordaban más a las 7 de la tarde.
Entré un momento en casa y la luz que entraba por la puerta era tan, tan fotogénica que no me pude resistir a hacerle una foto a la colcha que mi madre tenía tendida a la entrada de casa.

Luz de anochecer de buena mañana, frio, gafas mágicas, astros que se cruzan... ¡imposible resistirse a un acontecimiento así!
Esto ha sido el eclipse de sol de 2015. El 12 de agosto de 2026 no me busquén, ya me conocen, tengo una cita con el sol...
Besos y hasta la próxima...